miércoles, 19 de agosto de 2015

La lectura


La lectura es un proceso en el cual el lector comparte o no lo plasmado por el escritor, por este motivo una página agradable le permite a quien la lee, viajar, soñar, alimentar sus fantasías, enterarse de cosas que le permiten modificar o mantener las ideas que anteriormente tenía aprehendidas. En ese sentido, la lectura es el más poderoso de los medios para adquirir información. La lectura es también un proceso en el cual el lector con toda su experiencia previa va transformando y reconstruyendo el texto que lee para incorporarlo a su realidad. La lectura es a su vez un acto de comunicación, donde lector y escritor entablan una conversación virtual que propicia estados internos en la persona que lee.
Es una forma efectiva de acercarse al conocimiento y a la información, con ella se conocen lugares, se describen las personas, los objetos u otros con lujo de detalles, se narran los acontecimientos y las situaciones; es posible, a su vez, conocer el funcionamiento de un sistema, de un organismo, de una estructura, las ambiciones que encierra un proyecto, los objetivos que persigue, su misión, su visión, entre otros.
Desde esa perspectiva, saber leer supone la interacción entre el mensaje que imprime el autor, es decir, el sentido codificado por el escritor en estímulos visuales, y el significado que el lector puede darle a ese mensaje (Gephart, 1970, citado por Molina García, 1981: 76). Es indispensable que el docente tome en cuenta las actividades fisiológicas e intelectuales –los procesos cognitivos: atención, percepción, comprensión y memoria-, así como el material legible y los conocimientos previos del lector. “La lectura implica el reconocimiento y aprehensión de símbolos impresos, que se convierten en estímulos – visuales- para conseguir el significado, con ayuda de las experiencias pasadas, y, la construcción de nuevos significados por medio del vocabulario –manejo de conceptos- que ya tiene el lector. Estos significados se organizan en procesos mentales de acuerdo con las necesidades, las expectativas y los propósitos del lector. Esa organización del pensamiento puede llegar a producir una nueva, para restituir o reforzar la ya adquirida, tanto en lo personal como en lo social” (Tinker y Mc Cullough, 1962, citados por Molina García, 1981:76)



Perdomo, M. E. (Marzo de 2003). La Lectura. Factores y actividades que enriquecen el proceso. Educere, 9.

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